(C) 2011 - 2023 Hugo Rodríguez V.

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domingo, 1 de octubre de 2017

Víctor Jara

Unos años antes de la masificación de internet el acceso a la obra de algunos artistas no era tan sencillo como en el presente. La aparición de algunas ediciones en CD y la reedición del libro “Víctor Jara: un canto (no) truncado”, de Joan Jara, nos permitieron adentrarnos en el sentir de este inolvidable cantautor chileno.  Este artículo, escrito en junio de 1997, aborda algunos aspectos de su vida y su obra.





Víctor Jara nació en Chillán (provincia de Ñuble, Chile) en 1932. Sus padres se llamaban Manuel y Amanda y eran muy humildes. A finales de los años 40 la familia se radicó en Santiago, la capital del país, en busca de cierta prosperidad. Amanda comenzó a trabajar en un mercado. Es en esta ciudad donde Víctor hizo amistad con el joven Omar Pulgar, quien le ayudó a perfeccionar sus conocimientos de la guitarra. Estas enseñanzas, unidas al repertorio popular que escuchara cantar a su madre, influyeron notablemente en su obra posterior. En 1950 falleció Amanda y Víctor decidió ingresar en un seminario católico. En marzo de 1952 abandonó esa institución al comprobar que no sentía una verdadera vocación religiosa. Poco después realizó el servicio militar obligatorio.  En 1954 ingresó al Coro Universitario, participando en la representación de Carmina Burana; un año después se desempeñó en una pantomima para la obra Valses nobles y sentimentales, basada en la música de Ravel. El año siguiente, entusiasmado por un amigo, ingresó en la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile. En 1957 Víctor comenzó a frecuentar el café “São Paulo”, donde conoció a Ángel y Violeta Parra, con quienes trabó amistad. 


Sus comienzos musicales

En aquella época Víctor conoció también a unos muchachos que participaban de las clases de teatro y que habían formado un conjunto musical folklórico llamado Cuncumén.  Con ellos grabó una canción en 1957 y llegó a participar regularmente en las presentaciones de este grupo sin dejar el teatro. Dos años después finalizó sus estudios y dirigió por primera vez una obra escrita por su amigo Alejandro Sieveking.  Su actividad como director teatral lo llevó a conocer a quien sería su esposa, la bailarina inglesa Joan Allison Turner. Miembro del ITUCH (Instituto de Teatro de la Universidad de Chile), llegó a ser reconocido como uno de los directores más creativos de esa época. Ganó premios y recibió invitaciones para asistir a festivales internacionales y mostrar sus obras en diferentes escenarios mundiales. Pero nos dedicaremos más profundamente a reseñar su actividad musical.

En 1960 emprendió una gira de varios meses por Europa integrando el conjunto Cuncumén, con el que grabó en 1962 el disco “Una geografía  musical de Chile”. Si bien Víctor se separó del conjunto a fines de ese año, no dejó de tener vinculación con sus integrantes. Comenzó a participar de la Peña de los Parra junto a Rolando Alarcón, Patricio Manns  y los hermanos Ángel e Isabel Parra.  Su éxito en este espacio cultural lo llevó a la grabación de su primer disco solista, que incluye canciones como El cigarrito y Paloma, quiero contarte.



Música y revolución

En los años 60 América Latina estuvo muy influenciada por importantes acontecimientos políticos como la Revolución Cubana, que evidenciaban un gran avance de las fuerzas de izquierda. En aquellos años surgió el grupo Quilapayún,  del cual Víctor se convirtió en su director artístico. En 1966 Víctor grabó su primera obra solista y en febrero de 1967 apareció un disco simple dedicado a Ernesto Guevara  titulado El aparecido,  editado por EMI-Odeon. En esta época los mercados latinoamericanos estaban inundados de canciones en inglés, algunas meramente comerciales y otras más genuinas, dentro de la denominada canción protesta.
En marzo de 1969, 250 policías armados, bajo las órdenes del entonces Ministro del Interior, Edmundo Pérez Zújovic  y del gobernador de la provincia de Llanquihue, Jorge Pérez, atacaron a 91 familias indigentes que habían ocupado tierras en las afueras de la ciudad de Puerto Montt. Siete campesinos y un niño perdieron la vida en la brutal represión y otras sesenta personas resultaron heridas. Cuando Víctor leyó la noticia no pudo contener sus sentimientos y compuso la canción Preguntas por Puerto Montt.



Nuevos caminos

Las Juventudes Comunistas  crearon en 1968  el sello discográfico Jota Jota (conocido posteriormente como DICAP) a fin de dar a conocer obras que de otra manera difícilmente hubieran visto la luz. A través de este sello apareció el disco de Víctor “Pongo en tus manos abiertas…”, con canciones más comprometidas políticamente respecto a las de sus inicios, como Cruz de luz (de Daniel Viglietti) y Movil Oil Special. El Primer Festival de la Nueva Canción Chilena  abrió un importante escenario para los artistas: Isabel Parra, Inti-Illimani, Patricio Manns… Víctor presentó su Plegaria a un labrador acompañado por Quilapayún. Esta canción compartió el Primer premio  con Richard Rojas  y su tema  La chilenera.  Víctor participó con los citados conjuntos Quilapayún e Inti-Illimani de la campaña de la coalición de izquierda Unidad Popular,  la cual ganó las elecciones, llevando a la presidencia a Salvador Allende. Esta revolución pacífica abrió sus puertas a los hasta ahora desposeídos en su propio país, mientras que se abrían nuevos espacios para la actividad cultural.

Víctor aceptó la propuesta de componer música para la señal TVN (Canal 7),  además de publicar sus discos “Canto libre” (1970) y “El derecho de vivir en paz” (1971).  A principios de 1972 el artista y su familia viajaron a Cuba. Víctor ofreció recitales en toda la isla, mientras que Joan se dedicó a dar clases en la Escuela de Danza Moderna.  Al regresar a Chile notaron que las cosas se ponían más difíciles, ya que la oligarquía y las empresas multinacionales ejercían presión para quitarle poder a Allende o directamente iniciaban acciones de sabotaje que atribuían a supuestas falencias por parte del gobierno. A mediados de aquel año el artista dio una serie de históricos conciertos en Perú.  A su regreso el clima político estaba enrarecido y no se sabía que iría a pasar.



Canto libre

El 11 de septiembre de 1973  se produjo el golpe de Estado por parte de una junta militar liderada por Augusto Pinochet.  Las fuerzas armadas bombardearon el Palacio de la Moneda  (sede presidencial) matando a Salvador Allende. Comenzó una feroz represión persiguiendo a todos aquellos que estaban comprometidos con el gobierno popular. Víctor cayó detenido junto a sus compañeros docentes y alumnos de la Universidad Técnica del Estado, quienes fueron llevados al Estadio Chile,  convertido en campo de concentración. Pocos días después, el cantor fue asesinado cobardemente por militares golpistas. Los mismos que quemaron miles de libros y discos de artistas que desde ese momento quedaban prohibidos.  Posteriormente Joan pudo rescatar el cuerpo de su esposo para darle  cristiana sepultura. Decidió regresar a su país de origen junto a sus hijas, no sin antes entregar los discos y cintas de Víctor a quienes los sacarían de Chile por valija diplomática.  Los militares ya habían arrasado la sede de DICAP en la calle Sazié, destruyendo todas las cintas matrices allí guardadas. También ordenaron a las compañías privadas destruir todo el material que poseyeran de artistas de la Nueva Canción.  Los verdugos de Víctor Jara no imaginaron que, lejos de silenciar a este genuino artista popular, con su muerte estaban dando paso al mito.



Breves apuntes sobre su obra

Como hemos dicho, la mayor parte de los discos de Víctor Jara fueron rescatados de discos de vinilo, prevaleciendo las versiones monofónicas con algunos ruidos propios de ese formato. La multinacional EMI conserva en perfecto estado las grabaciones de este artista, pero sólo ha reeditado recopilaciones varias que excluyen una parte importante de su repertorio.  Los discos publicados en el exterior varían los títulos y el contenido, confundiendo al eventual comprador.  Hay ediciones del sello estadounidense Monitor y de las compañías europeas Pläne y Fonomusic. Estas últimas son las que se consiguen en Buenos Aires. Los CDs  editados por el sello español son “Canto a lo humano”, “Desde Lonquén hasta siempre”, “Te recuerdo, Amanda”, “Canto libre”, “El derecho de vivir en paz”, “La población”, “Canto por travesura” y “Canciones póstumas”.  En Chile, la compañía local Alerce  ha mantenido parte de su catálogo desde 1975, aunque en dictadura hubo de ejercer autocensura, evitando las canciones más comprometidas políticamente.

Edición en vinilo de EMI Argentina


Especial mención merece el disco “Víctor Jara en México”. Se trata de grabaciones realizadas en vivo en 1970 durante unos festivales de canto revolucionario. La compañía chilena Alerce ha recuperado un material hasta ahora inédito en Sudamérica, permitiéndonos escuchar en vivo al gran cantautor trasandino.
La obra de Víctor Jara nos muestra lo más genuino de la canción chilena y latinoamericana. El artista tuvo el privilegio de vivir una época de importantes cambios políticos que pudo plasmar en sus canciones más comprometidas. Son notables composiciones que, a través de sus letras directas y sencillas en apariencia, develan un mensaje profundo y humano, tal como era Víctor Jara.

H.R.V.
Junio de 1997

A partir de 2001, Warner Music Chile reeditó la mayoría de los discos originales de Víctor Jara. Producidas por Carlos Fonseca para la Fundación Víctor Jara, estas ediciones poseen varios motivos de interés para los coleccionistas. En los casos necesarios se mejoró notablemente el sonido, quitando ruidos de púa y dando una ligera sensación estereofónica. Se agregaron títulos extra (discos simples y grabaciones en vivo) y fotografías poco conocidas. Los discos se publicaron en Chile, Argentina (salvo los CDs grabados en vivo), España y México.

También en 2001, EMI Music Chile publicó en una caja de 2 CDs la mayor parte de sus grabaciones del artista en la antología “Víctor Jara 1959-1969”.  Incluye temas junto a Cuncumén y Quilapayún, versiones alternativas, todo el material de los discos “Víctor Jara” (1967) y “Canto libre” (1970) y un tema inédito: “Anduve”.

A finales de 2016 la Fundación Víctor Jara anunció la reedición del material que publicó Warner en 2001, esta vez en ediciones limitadas y en los formatos CD y vinilo. Las carátulas tienen algunas diferencias en su diseño pero el material es prácticamente el mismo que se publicó en aquella ocasión. 


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